Con la llegada del buen tiempo y el verano a la vuelta de la esquina, pasamos muchas más horas al aire libre y, por lo tanto, estamos más expuestos al sol. Las cremas solares ya van saliendo del cajón pero… ¿qué pasa con la protección de los ojos? En este post repasamos los problemas que la radiación ultravioleta puede ocasionar en nuestra vista en verano y además, os damos algunas recomendaciones para proteger los ojos… ¡Coged libreta y bolígrafo!

En esta época del año es mucho más fácil someter a los ojos a un exceso de radiación UV, hasta el punto que puede resultar nocivo para nuestra salud ocular. También hay que tener en cuenta el hecho de que la radiación solar es más intensa y más dañina cuando la luz nos llega reflejada de otras superficies, como el agua o la arena. Además, con la capa de ozono dañada, el principal protector frente a los rayos ultravioleta, la radiación se filtra más fácilmente.

Por lo anterior, la elevada exposición solar puede causar algunos problemas, siendo los más comunes la sequedad ocular, irritaciones y quemaduras en la córnea. Aunque no es tan común, los rayos ultravioleta también pueden llegar a causar un daño irreversible en la retina e incluso ceguera permanente.

Uno de los elementos potencialmente dañinos para nuestra salud ocular es el agua de la piscina, puesto que contiene cloro y otros productos químicos que afectan negativamente a nuestros ojos. Por ello, es muy importante utilizar gafas de buceo al sumergirse en el agua, tanto en una piscina como en el mar, puesto que podría irritar los ojos, que se volverán más sensibles a la radiación solar. Utilizando las gafas, se evitarán los ojos rojos y se reducirán los picores y el escozor.

Además, en verano también es especialmente importante el cuidado y la higiene de las lentillas y se aconseja evitar nadar con ellas puestas.